Sí. Una vez, mientras viajaba por Europa, me subí a un tren a la ciudad equivocada. ¡Comprobé la información incorrecta y terminé en un tren que iba en la dirección equivocada! Tuve que comprar un billete nuevo y esperar el siguiente tren, que salía unas horas más tarde. Fue muy vergonzoso, pero también una lección valiosa sobre la verificación doble de mis datos.